viernes, 5 de octubre de 2012

Cartas.

Dos índices de norte faltos son lo que me indican que no debería talar el bosque que me da oxígeno. Yo mismo lo digo..."Debería..." dando a entender que sería lo mas lógico, pero no por ello que lo haga. No debería frustrarme por pensamientos erróneos de terceros, o de segundos, puede que de primeros, pero difícil es a veces diferenciar unos de otros. No debería pensar a secas (irónico se muestra que cuando mas piense sea en las mojadas, ya sean naturales o provocadas con sabor salado). Afecta pero no de las formas pasadas, afecta de forma diferente, de forma rara, de forma que quema, pero a las horas no se nota. Pero volvemos a lo típico, a lo característico de varias primaveras y demasiados inviernos ¿Quien no necesita lo obvio? ¿Quien rechaza los blandos? ¿Quien busca lo evitado? ¿Quien evita lo ansiado? Todos nos volvemos irracionales en algún momento y nos convertimos en ese "quien", pero puede que en esos momentos de locura mental calmada incontrolada sea cuando mejores decisiones tomamos. A medida que pasa la edad vas barajando ideas, quemándolas y cogiendo nuevas, como si de un juego de cartas se tratara. A medida que pasa la edad vas cambiando de pensamientos, creyendo que no volverás a verlos ni por el retrovisor, pero cuando apartas la vista sin darte cuenta y vuelves a mirar a tus manos, te das cuenta de que vuelves a tener las mismas cartas con las que empezaste, esas que no querías ni ver y que ahora te sientan como un soplo de brisa en la cara un domingo de otoño. Ahora es mi turno, no miro las cartas desde hace 10 turnos, las pongo boca abajo, evito pensar en ellas pero a la vez surjen miles de posibilidades en mi mente. Me acabo rindiendo, mirándolas de reojo, con miedo, con temor a ver algo que me asuste demasiado... pero cuando me quiero dar cuenta las cartas que estoy sosteniendo son las mismas que con las que empecé, pero parecen mas limpias, mas sabias, mas valoradas. ¿Por qué no? escucho en mi cabeza a la vez que mi mano sube las apuestas. ¿Pero que haces? resuena en mi boca a la vez que me muerdo de forma impulsiva el labio. Las apuestas se cierran, las cartas se muestran y la sangre se vuelve hielo durante unas centésimas. Mis ojos miran descompuestos hacia todas las cartas de la mesa y a la vez a ninguna, están tan nerviosos que se olvidan de como conectar con el cerebro. "Has ganado" dicen mis ojos. "Coge lo que te pertenece" dicen mis manos. "Juega una mas, pero aparta parte de tu dinero" dice parte de mi cabeza. "Otra ronda mas, con todo" dice mi corazón. "Deja ya este engañabobos y no permitas que todo dependa de la suerte" dice mi sentido común, callado hasta ahora. Intento hacerle caso a este último pero cuando me quiero dar cuenta vuelvo a pedir cartas, "¡Insensato!" me escupe mi sentido común a la vez que lo amordazan mi cabeza y mi corazón. Le acaricio con calma y le digo: "Prometo que a la siguiente ronda me retiraré" una vez más...

No hay comentarios:

Publicar un comentario