miércoles, 16 de septiembre de 2015

Descampado inundado.

La infinidad de la presencia de la soledad en cada recoveco sólo denota indiferencia respecto a los acontecimientos, y aún no alcanzo a saber si es bueno, malo o nada de lo anterior, lo cuál supone que solo "es", está y coexiste con los demás sentimientos y actos del día a día. El problema de lo anterior es que hasta que alcanzas ese conocimiento (si es que lo llegas a alcanzar) puede que te hayan salido canas, arrugas e incluso una sonrisa de desconocimiento, y cómo comprendereis me abruma la necesidad de encontrar la respuesta a esta pregunta (la cuál cada día me dá más la sensación de que ha sido retórica desde el principio). Parece un chiste de esos que para algunas personas es "de mal gusto" y para otras es "humor negro, diferente".
Hay días que me da la sensación de que cuando me mencionan, lo hacen de tal forma que parece que hablan entrecomillando, y puede que sea una de las sensaciones que más asco me dan, o que más me gustan.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Subtítulo.

Vacio, que no seco, el vaso se cae y se sigue rompiendo.
Con el calor corporal superando lo habitual, ni sientes los cristales hasta que rozan los tendones.
Pensamiento giratorio comúnmente semanal se para en seco para convertirse en sudores.
¿Frios, hirvientes? Ni lo notas. Solo te percatas de ese estómago rebosante pero vacío, con larvas de penurias recorriendo los alrededores.
Complejas ideas volatilizadas, ya no hacen falta. Las voces raspan las paredes haciendo sangre, sacando yeso, agujereando el escondite. Iluso, divisas lo que crees que es un inofensivo rayo de luz y cuando te quieres dar cuenta ya no tienes mano, ni cabeza, ni cuerpo, ni nada. Ya nada te pertenece, todo ha pasado a ser propiedad de la aleatoriedad que te ha traido hasta aquí. Todo, y absolutamente todo.
Sin pluma y con rios de tinta.
Sin folios y con mares de escritos.
Sin ideas y con millones de pensamientos.
Para, por, cuando.
Vine, ví y me hirieron.
Retrocedí, sentí y caí.