miércoles, 14 de octubre de 2015

Espuma

El olor a quemado pasa a embotellarse en cada ápice de tu derrumbado cuerpo, pero las ruinas no hablan. El grito en braile y el vibrar del violín en tu cuello, ironias cargadas, como que sólo el sonido te deje ver, o al menos hacerte creer que ves.
"¿Muerto o vivo?" y toda la relatividad que esa frase acarrea, detras tuya, como un perro fiel.
Pido que me leas de pie o sentado/a, que me disfrutes si realmente se puede disfrutar de un vaso de agua sucia por unos pinceles. No me considero champán, con traje y con muchas personas, me considero cerveza en una terraza con pocas y grandes personas, la cuál no vas a recordar por su sabor, ni su precio. La vas a recordar por el momento, por las conversaciones absurdas que matan el tiempo a puñaladas y por esa brisa que siempre ha estado acariciándote pero que ese día notaste especialmente.