viernes, 7 de octubre de 2011

No lo sé.

Y es que lo sigo sin entender, es como hablar con una pared, como cuando le hablas a un bebé, convencido de que te entiende, como cuando asientes con la cabeza pero en realidad no escuchas nada. Estoy harto de algo que yo mismo podría remediar, aunque cuando creo que lo he remediado en realidad lo he dejado a un lado, lanzado como un búmeran que se que volverá, pero se me olvida que tiré y cuando vuelve es cuando mas daño hace. No se porque me engaño. Me miro y me intento autoconvencer para nada. Mi subconsciente me intenta avisar utilizando los sueños, pero me doy cuenta tarde, como siempre. Es un odio intenso hacia el día a día, hacia los pensamientos que no se borran ni con 5 kg de tipp-ex. No se ni la razón por la que llevo gafas, si en realidad no quiero ver nada.

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