Me quedo sin pañuelos al malgastarlos con recuerdos,
aún no creados, esperanzas verde egoismo.
Puñaladas al corazón provocadoras de suspiros,
pulmones vaciados por un suicida seismo.
Ella me mira y me susurra que grite
yo cierro la boca y lo hago.
Exacto, como un orgasmo tembloroso,
oportuno, rozando el clítoris de la psique,
encerrado, atado y sellado, amargo y aciago.
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